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La Prolífica Primera Familia de Lakeland



Por Teresa Martínez


El Alcalde de la Ciudad de Lakeland, el honorable Bill Mutz, licenciado en Finanzas y Marketing, es conocido como un gran hombre de negocios multi-industria y ejemplo de fiel siervo de Dios y de su comunidad. Bill Mutz ha dedicado gran parte de su vida al ministerio cristiano, ha formado parte de 21 juntas directivas de organizaciones sin fines de lucro y ayudó a fundar la iglesia Grace City en Lakeland. Su pasión es motivar al prójimo a alcanzar su máximo potencial humano.


Su esposa Pam tiene una maestría en Liderazgo Ministerial. Ha sido su misión dirigir a otras mujeres en estudios bíblicos, dedicarse al ministerio en las prisiones y a compartir su inquebrantable fe cristiana con la humanidad.


A ambos les apasiona el matrimonio, la paternidad y la familia. Bill y Pam, quienes se mudaron a Lakeland en 1996, han estado casados por 45 años, tienen 12 hijos y 31 nietos… hasta el momento.


Sentados en la oficina de la Alcaldía, con una hermosa vista del Lago Mirror, la pareja comparte algo de su lindo trayecto familiar con Viva Polk.


Viva : ¿Cuál es su historia de amor? ¿Dónde se conocieron?


Bill : Yo nací en Indianápolis, Indiana y Pam es de Denver, Colorado. Nos conocimos en California cuando, al terminar la universidad, ambos asistimos a un estudio bíblico. Para mí, fue amor a primera vista y un día tuve la oportunidad de hablar con ella y presentarme brevemente. De alguna manera supe que aquella bellísima rubia de ojos azules iba a ser mi esposa.


Pam : Al terminar mi carrera, me dieron a escoger a dónde quería ir a servir. Yo en realidad quería ser misionera en el extranjero, pero contesté que no tenía preferencia geográfica… poco después supe que me enviaban a Indianápolis. Yo ni sabía dónde estaba en el mapa y después recordé que había conocido a un chico de esas tierras. Al llegar lo contacté y el resto es historia.


Viva : Durante su cortejo, ¿alguna vez hablaron de c uántos hijos les gustaría tener?


Pam : Realmente yo nunca había pensado en hijos, ni era algo que me entusiasmaba. Me gustaban los deportes, el campo, los caballos, las aventuras y el libre albedrío . Bill quería cuatro hijos, pero mi médico había dicho que yo tendría problemas para concebir. Por eso fue una gran sorpresa que quedara embarazada poco después de la luna de miel. Di a luz a nuestra primera hija y fue como si la maternidad despertara en mí. Ser madre es algo precioso.


Bill : Recuerdo que el médico nos recomendó el mejor método contraceptivo. Sin pensarlo dos veces, le dije a mi esposa: “¿Por qué no dejamos que Dios decida cuántos hijos debemos tener?” Ella pensó que me había vuelto loco, pero decidió orar sobre el asunto. Después nació el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto…nos encantaba ser padres.





Viva : La mayoría de los matrimonios tienen dificultad p ara organizarse con dos o tres niños, ¿Cómo se las a rreglaron para mantener el orden con 12 hijos, l levarlos al colegio, actividades extracurriculares, al m édico, etc.?


Bill : Dios multiplica el tiempo, y aunque parezca imposible, las cosas siempre funcionan.Yo recuerdo esos días como caos organizado. Pam decidió educar a los niños pequeños en casa, a medida que iban creciendo, tenían sus quehaceres. Cada uno era responsable de un área en el hogar, de lavar su propia ropa, de ayudar a lavar los platos, cuidarse uno al otro, ser responsables de sus actividades. Había reglas a seguir, aunque no siempre se cumplían. Ser padre de una familia prolífica es un gran desafío, uno tiene que aprender a no ver muchas cosas, a secar muchas lágrimas y saber enseñar que la vida no siempre es justa y que no somos infalibles…but it is always full of joy.


Pam : Cuando comenzaron a ir al colegio y participar en deportes fue que supimos que el Señor no nos da más de lo que podemos enfrentar. Recuerdo un día cuando me sentí totalmente abrumada, no podía más, necesitaba ayuda. Desesperada abrí la biblia y ahí estaba mi mensaje, en 1 Crónicas 28:20, LBLA: “Entonces David dijo a su hijo Salomón: Esfuérzate, sé valiente y haz la obra; no temas ni te acobardes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, está contigo. El no te fallará ni te abandonará, hasta que toda la obra del servicio de la casa del SEÑOR sea acabada”.


Viva : Cuéntenos cómo hacían para alimentar a t antos niños.


Bill : Pam siempre pensaba que ella podía con todo, la casa, la cocina, ser buena esposa y sobre todo asegurarse de que yo también cumpliera con mis responsabilidades en el hogar. Los dos padres tienen que estar comprometidos a enseñar mediante el ejemplo y por supuesto, saber buscar ayuda. La cocina quizá es uno de los mayores desafíos, especialmente económico, pero es alrededor de la mesa que se forma la familia. Es donde se enseña a orar, a leer el devocional, a conversar sobre el día, a compartir, a hablar de desafíos y logros personales. Sentarse todos a la mesa es algo que se está perdiendo en nuestra sociedad, ya que la vida ha tomado un ritmo muy rápido, sin embargo es la clave de la unidad familiar.


Pam : Muchas veces comíamos solo espaguetis. A medida que fueron creciendo, no siempre se podía mantener un horario, pero es algo que hasta el momento tratamos de hacer, sentarnos a la mesa, al menos dos o tres veces por semana, y lo más importante, sin teléfonos celulares ni televisión encendida. Una zona donde no se permiten aparatos electrónicos.

Viva : ¿Cómo se aseguran de prestarle atención a t odos sus nietos, sobre todo en Navidad?


Bill : No siempre podemos estar todos juntos físicamente, pero sí nos aseguramos de que haya comunicación. Lo importante no son los regalos, sino que todos sientan nuestro amor.


Viva : ¿Qué consejo le darían a otras familias que d esean tener varios hijos?


Bill : Concéntrense en el corazón, en los sentimientos y la pasión de cada niño, no en cómo lucen, o como se visten, lo que tienen. Lo primordial es que aprendan a servir al prójimo, a sentir el gozo de hacer el bien y a sentirse bien consigo mismo. Que sepan seguir sus pasiones, trabajar en lo que les gusta y que sus acciones se ganen la sonrisa de Jesús.


Pam : En nuestro caso, les enseñamos a guiarse por los principios de la Biblia y sus enseñanzas los prepararon para enfrentar la vida y aceptar lo bueno y lo malo. Nuestra vida ha sido buena, pero también hemos tenido tragedias. Nosotros perdimos a nuestro segundo hijo cuando tenía siete meses de edad, dos nietos han ido a la presencia del Señor, a otro casi lo perdimos por una lesión cerebral. Han habido accidentes, huesos y corazones rotos. Hay que saber llorar, sentir el dolor y volver a empezar. Saber que después, las lágrimas se secarán y lo que más recordarás son los buenos momentos que disfrutaste con cada ser querido. La vida hay que disfrutarla, saber sacudirse las rodillas y levantarse firme.


Además de sus 12 hijos y 31 nietos, los Mutz fueron anfitriones de Elena Carro, una estudiante de España quien vino a estudiar a Lakeland. Hoy la consideran como una hija más. La contactamos y nos comentó:


Elena : Tengo la suerte de contar con dos familias, una aquí en España y otra en Estados Unidos. Desde el primer día, la familia Mutz me acogió con los brazos abiertos y un corazón cariñoso. Creo firmemente que esa es la magia de los Mutz, su generosidad y su bondad sin límites.


Bill Mutz atribuye su éxito como Alcalde de Lakeland a los conocimientos que adquirió siendo padre de una familia prolífica.



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